Tácitamente, violencia de género alude a toda violencia dirigida a la mujer por el hecho de serlo, en ese sentido, son muchas las discusiones alrededor de las características o cualidades que debe tener una artista mujer sin que su feminidad la encasille, son muchos los casos en que el trabajo creativo de las mujeres atraviesa la balanza de la validación, o el escrutinio de su discurso, cuando el abordaje es el cuerpo mismo, los derechos reproductivos, la sexualidad o la misma feminidad, “retóricas domesticas” cansadas y agotadas por el aburrimiento que reside en los espacios comunes, sí -espacios comunes- porque los discursos que abren diálogo o incitan a la náusea dialéctica que genera la violencia de género en un país como Honduras, tan naturalizada, tan común como el pan de la mañana, servido en una mesa cubierta con el plástico de la incertidumbre, resulta molesto y hasta panfletario para los acreedores de las salas y museos “verdaderas casas del arte”.

Abro así este diálogo, para reflexionar en torno al trabajo de las mujeres y personas de la comunidad de la diversidad sexual en el mundo del arte, además narrar mi experiencia como curadora y mujer, sin que eso minimice y encasille mi perspectiva profesional y objetiva.

Diré que mis objetivos como curadora no persiguieron buscar, a manera de prólogo, entablar narrativas desde un análisis teórico o semiótico de los colores, dimensiones o técnicas utilizadas en una muestra colectiva, más bien, lo abordo como un ejercicio de reflexión o una retrospectiva a la experiencia de trabajar en el campo de las ideas y las emociones que se afianzan desde el quehacer artístico, a problemáticas tan desmesuradamente duras como la ausencia de mujeres, víctimas de crímenes que se postergan impunes en el tiempo, año tras año en nuestro país.

Cuando Mujeres en las Artes me convoca para trabajar en un proyecto desde su origen conceptual y desarrollo de piezas, hasta su montaje itinerante, fueron muchas las dudas que me plantee, en principio, que la violencia de género no es un campo de discusión únicamente de las mujeres, que desde la plástica y el arte contemporáneo son muchos los y las artistas que han entregado su trabajo a la discusión y repudio a la violencia, que el abordaje y temáticas alrededor de la violencia son tan amplias como las narrativas ideológicas, históricas, personales o ajenas, incluso territoriales, en un sentido de espacio físico, como de intimidad. Lo que es certero, es que nadie se escapa de la violencia en un país como Honduras, y las mujeres artistas y comunidad LGTBI, no son una excepción a tal violencia, es por ello que seleccioné a Brenda Raudales, Andrea Fonseca, Kathy Munguía, Scarlett Rovelaz, Andy Tosta, Wendy Mairena, Dina Lagos y Julia Galeano para desarrollar una muestra colectiva que dialogara con los diferentes tipos de violencia sufridos por mujeres y niñas en Honduras, desde una perspectiva de género, tomando como eje temático la indumentaria, la inclusión del vestuario como elemento central de la muestra, donde se plantearan las diferentes aristas de las temáticas relacionadas a las violencias que sufren las mujeres y niñas, representadas en el ámbito público o privado, desde una posición reflexiva y activista, reivindicando compromisos y exigiendo respuestas concretas por parte de las instituciones de poder y el ciudadano común, ante las injusticias y las problemáticas existentes aún, en el desarrollo de una identidad femenina, basada en la libre elección de sus compromisos laborales, de sus relaciones interpersonales y de libertades estéticas, en una lucha contra la todavía presente represión machista y heteropatriarcal.

Seleccioné a este grupo de artistas no solo por su trayectoria consolidada, también les elegí por su búsqueda por recuperar territorios discursivos en las problemáticas sociales, el compromiso con la creación desde un diálogo transversal, honesto y abrazado a nuevos soportes más universales.

A lo largo de la historia de la humanidad, la mujer se ha visto influenciada y afectada por diversas transformaciones estéticas y socioculturales, donde el vestuario, la cultura y la sociedad se encuentran estrechamente ligados.

El vestuario como elemento de representación y transformador de la identidad, o como camisa de fuerza que encasilla y somete, también posee un importante carácter discursivo, siendo en la actualidad utilizado por una diversidad de artistas.

La influencia de la indumentaria y la elección de los diferentes códigos en la vestimenta, en el comportamiento de cada individuo, así como la repercusión social que dichas elecciones provocan en la percepción del otro, son ejes de la discusión que buscamos desarrollar a través de una muestra de arte colectiva que retrata las diferentes realidades de la mujer hondureña.

Sin olvidar la gran temática que nos aqueja, el feminicidio -el origen de la ausencia- comprender esas ausencias arbitrarias, condenarlas y buscar hacer justicia a través de la recuperación de sus memorias.

La palabra etimología tiene muchas aristas y significados, dependiendo su intensión, desde la filosofía, la ciencia y la lingüística se vuelve una herramienta indispensable para comprender la raíz del conocimiento que buscamos alcanzar y así entender nuestra historia.

En esta muestra buscamos abrir diálogos a través de las raíces que conforman la violencia de género en todas sus variantes, no desde una perspectiva de la estadística, sino desde una visión más humana, una retrospectiva y meditación, que además buscó su congruencia en lo comunitario, la interacción con distintos públicos, en espacios inhóspitos e insospechados también contribuyó a una muestra cada vez distinta, a través de la participación de las y los expectantes, donde la itinerancia se volvió parte intrínseca de la muestra.

Andy Tosta

Artista Plástico | Diseñador Gráfico

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Hondureño, hombre trans, y activista en movimientos LGTBQ+. Egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes, Voluntario cultural EDUCA de Mujeres en las Artes (MUA) durante 10 años impartiendo talleres de pintura en diferentes escuelas públicas del Centro Histórico. Su producción artística incita al cambio y bienestar social, visibilizando temas de diversidad sexual, discriminación y denuncia con un alto contenido conceptual y fuerza estética a través de una gran variedad de técnicas artísticas.

Tosta se ha especializado en la pintura de arte erótico, cuenta con exposiciones colectivas e individales a nivel nacional. Participó en el Festival Mujeres Nuevas Historias en el Museo para la Identidad Nacional (MIN) 2017, 2018 y 2019. En el 2020 fue invitado a participar en las Jornadas Trans LatinoAmerica-Europa y en el 2022 en “Voces Diversas: literatura, arte, inclusión y diversidad”.