La producción artesanal o el arte popular.
La producción artesanal es un importante elemento material de la cultura popular tradicional de las sociedades, responde a la variedad de materiales y técnicas, las tradiciones, las costumbres y el acervo tecnológico que poseen. También representa la memoria colectiva e identidad de las comunidades, siendo los artesanos piezas claves para el desarrollo y transmisión del conocimiento, de generación en generación.
El término artesanías en un sentido más amplio no solamente se refiere a los objetos producidos sino también al tipo de economía familiar y colectivas generadas a través de su producción. Oficios como la alfarería, carpintería, metalurgia, manufactura textil, talabartería, escultura, entre otros, son el resultado de las actividades económicas desarrolladas para cubrir las necesidades primarias y secundarias funcionales y estéticas de una comunidad, consolidándose mediante estos, los rasgos particulares de la misma.
El concepto que las sociedades han manejado sobre la producción artesanal ha cambiado con el tiempo, siendo considerada en algunos momentos como una producción con valor utilitario únicamente y otras como un producto de diseño y valor estético; estos valores dependen del uso y los procesos históricos de las regiones y áreas culturales donde se originan.
Honduras como otros países de América Latina cuentan con una producción artesanal variada la cual está influenciada por la necesidad utilitaria, según región y/o las estéticas y demanda vigente en el mercado.
Vitrina N° 1
En el periodo Prehispánico, además de la función utilitaria que cumplía la producción artesanal, cumplió otras funciones vinculadas con los rituales de las elites que gobernaban en el territorio. El desarrollo de la producción artesanal, dio paso al auge de centros dedicados a la producción artesanal, mismos que poseían grandes redes comerciales y de intercambio de estos bienes en los asentamientos del mundo Prehispánico. Ejemplo de ello es la región del río Ulúa, en la que se producía cerámica policroma y delicados y exquisitos objetos de materiales líticos como los famosos vasos de mármol del Ulua.
Vitrina N° 2
La sociedad colonial dio mayor relevancia a la conceptualización del objeto artesanal como sinónimo de mercancía con la cual se podía obtener una ganancia y ser parte de las redes comerciales impuestas. Esta concepción permitió fortalecer una economía local de producción artesanal y la transmisión de conocimientos y tecnología ancestrales. En este periodo se introdujeron diversos oficios ya desarrollados en España como: carpintería, sastrería, talabartería, herrería, entre otros, y se involucró la fuerza y las habilidades de los artesanos indígenas para producirlas en grandes cantidades.
Vitrina N° 3
A finales del siglo XVIII la conceptualización y funcionalidad de la artesanía es concebida como objeto estético de uso utilitario que integra los valores y características de la producción artística. Este cambio de conceptualización es producto de las revisiones en el concepto del arte, el advenimiento de la revolución industrial y el auge del diseño industrial, dejando atrás la visión del objeto artesanal como una representación, únicamente, de la habilidad manual del artesano.
A finales del siglo XX, como resultado de “La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), reunida en París del 17 de octubre al 16 de noviembre de 1989, con motivo de su 25a. reunión”, se integra el concepto de “arte popular” vinculado a la producción artesanal como “patrimonio inmaterial” de la cultura. Este concepto concibe la artesanía como una forma de identificación de los pueblos frente al fenómeno de la globalización y como expresión “cultural popular”; cumpliendo una nueva función, la de ser un vehículo para la expresión cultural y social de los pueblos originarios, produciendo emociones mediante la evocación de ideas, actividades y lugares.